Muchas personas se sienten atraídas por la fascinación que
produce la antigua civilización egipcia. Es como si una memoria antigua
habitara en cada uno de nosotros y nos ofreciese el acceso al reconocimiento de
algo intangible.
La gran magnificencia de sus templos nos recuerda nuestra
pequeñez frente al universo y lo divino, así como las delicadas pinturas y
jeroglíficos todavía transmiten su naturaleza sagrada. Las estatuas parece que
aún sigan vivas y alertas.
Los Egipcios vieron más allá de las puertas de la muerte, y
supieron reconocer lo que allí había, accedieron a grandes secretos como el de
la alquimia o la resurrección o simplemente
a la matemática implícita en la gran pirámide es capaz de rectificar
mágicamente la matemática humana y planetaria adaptándola a otras dimensiones
celestes provistas de una geometría diferente pero alcanzable.
Los Faraones eran el punto de unión y contacto entre los
Dioses y su pueblo, los Dioses Egipcios también tenían una función respecto a
Dios, eran las puertas de acceso, tanto como vía a la comprensión y vivencia de
la Realidad Última como instrumento de análisis para el conocimiento de uno
mismo.
Es difícil cuantificar cuantos dioses tuvieron los egipcios,
algunos hablan de 120 refiriéndose a los más conocidos, pero se deben barajar
cifras de 3000 contando las divinidades locales. No te asustes amiga Ladyer,
los Dioses simbolizan unas veces manifestaciones de Dios, otras expresan
atributos Divinos, y otras, codificaciones de conceptos sagrados que muestran
puertas de comprensión y vías de entrada a misterios trascendentes.
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